Un 26 de octubre de 1862 nació Hilma af Klint, una mujer que entregó su vida a explorar y retratar conceptos invisibles al ojo humano. Ella pensó que el mundo de su época no estaba preparado para lo que sus obras mostraban, por lo que las ocultó con la promesa de que podrían exponerse veinte años después de su muerte. Actualmente, Hilma sigue sin ser reconocida como una de las pioneras del arte abstracto en las academias de arte. Sus obras, al igual que su historia, fueron invisibles durante décadas. Por eso hoy, al igual que ella, queremos mostrar lo que no siempre fue visto.
Este 10 de noviembre conmemoramos el Día de la Ciencia para la Paz, recordando a quienes dedicaron sus vidas a buscar un mejor horizonte para la humanidad y la naturaleza a través de la investigación, la experimentación y la divulgación científica.
MIM en calma es un horario de visita al museo en un ambiente tranquilo, con estímulos sensoriales reducidos y una menor afluencia de público. Este espacio busca mejorar la experiencia de la visita de personas en el espectro autista y sus familias, así como de cualquier persona que necesite de un entorno más tranquilo para disfrutar del museo.
Desde que los humanos caminan en la Tierra, se han registrado numerosos eventos que han cambiado nuestras formas de vida, pero pocos de ellos han expandido nuestras fronteras tan rápido y tan exponencialmente como lo que ocurrió en el año 1957, un 4 de octubre. Ese año, la Unión Soviética marcó un antes y un después en la historia de la exploración del sistema solar, cuando lanzó al espacio el primer satélite artificial que orbitó la Tierra, el Sputnik 1. Así inició lo que científicos de todo el mundo han nombrado la era espacial.
Esta semana estrenaremos un bello objeto que contiene una serie de dispositivos que nos permitirán aprender de la naturaleza y con la naturaleza: El Bolso Naturalista. Esto, mediante talleres que se realizarán en nuestras muestras itinerantes, así como en los recorridos del MIM Móvil.
Este bolso es una herramienta que les permitirá explorar nuestro entorno, registrar lo que ven y sienten, volver a poner en práctica nuestro instinto de observar y contemplar; dibujar la naturaleza, en su magnitud y detalle; y representa una invitación del museo a volver a abrazar nuestro entorno natural, desde el arte y la ciencia.